1º PARTE:
Comenzamos, en este fatídico día 24/09/1948, una fecha clave para algunos, porque ese día surgió algo inesperado en la calle Jeremías.
Ese mismo día por la mañana un grupo de personas dormían en sus camas, un grupo de jóvenes, vivían en un pequeño piso en una casa terrera. Se despertaron con un fuerte ruido, se dispusieron a mira por las ventanas y puertas, eran 5 chicos y chicas.
Ajenos a cualquier barbaridad de un mundo, donde todo era extraño. Desde hace tiempo notaban que en las noticias de la radio no se hablaba de otra cosa que no era de guerra. Los que se hacían llamar profetas decían que iba a estallar algo muy fuerte, algo tan fuerte que no cabía imaginar en la mente de aquellos que estaban ajenos a todo problema. Los chicos al asomarse, no notaban ningún cambio en la calle que habían elegido para vivir.
Como no habían notado nunca ningún tipo de problema, se imaginaron que podría ser alguna plancha, alguna puerta cerrada por el viento, miraron al cielo nublado, aquella tarde fría de septiembre, pensaron que algo estaba a punto de ocurrir pero por el miedo o simplemente por no dar pie a la angustia que entre ellos estaba surgiendo. Los chicos siguieron haciendo un día normal, como si fuera un simple viernes de una simple tarde de septiembre.
Encendieron la radio, como era común en aquellos tiempos, escuchando música moderna. De pronto se oyó un silencio sepulcral, la radio se había apagado o eso parecía, empezó a emitirse un mensaje, era del mismísimo líder del gobierno. Que empezó a decir una y otra vez lo mismo:
- Hijos míos ha estallado la guerra, muchos moriremos pero lucharemos con la cabeza alta, sufriremos otros quizás, por el miedo no se atrevan ni a empuñar un arma y otros no podrán disparar a nadie, pero hijos míos no nos queda de otra si queremos que nuestra patria sea libre solo nos queda luchar… (fin del mensaje).
Mientras se estaba terminando el mensaje por quinta vez se oyen como varios vehículos frenan bruscamente en la calle, se oyen gritos de llanto… de dolor y golpes. Militares vestidos de arriba abajo sacaban a todo hombre y niño que pudiera empalmar un arma. Todo aquel que se oponía, lo sacaban a la fuerza. Cuando tocaron en aquella puerta se oyó un grito acompañado de la frase que recorrería con un gran escalofrió, en aquellos cuerpecitos de niños, a punto de vivir una historia que les quedaría demasiado grande.
Aquellos niños no sabían qué hacer, la frase que destrozaría sus vidas sería la de:
- ¡Salvemos nuestra patria!... ¡Salvemos nuestra patria!...
Ahora empieza, una aventura para todos esos niños, que, ellos ni si quiera han elegido.
Solo queda ver cómo se va desarrollar esta historia, porque a partir de este momento ya no son niños, ahora son unos simples soldados.