viernes, 6 de mayo de 2011

Aqui Nueva Historia. TITULADA Ajenos a todo.

1º PARTE:
 Comenzamos, en este fatídico día 24/09/1948, una fecha clave para algunos, porque ese día surgió algo inesperado en la calle Jeremías.
Ese mismo día por la mañana un grupo de personas dormían en sus camas, un grupo de jóvenes, vivían en un pequeño piso en una casa terrera. Se despertaron con un fuerte ruido, se dispusieron a mira por las ventanas y puertas, eran 5 chicos y chicas.
Ajenos a cualquier barbaridad de un mundo, donde todo era extraño. Desde hace tiempo notaban que en las noticias de la radio no se hablaba de otra cosa que no era de guerra. Los que se hacían llamar profetas decían que iba a estallar algo muy fuerte, algo tan fuerte que no cabía imaginar en la mente de aquellos que estaban ajenos a todo problema. Los chicos al asomarse, no notaban ningún cambio en la calle que habían elegido para vivir.
Como no habían notado nunca ningún tipo de problema, se imaginaron que podría ser alguna plancha, alguna puerta cerrada por el viento, miraron al cielo nublado, aquella tarde fría  de septiembre, pensaron que algo estaba a punto de ocurrir pero por el miedo o simplemente por no dar pie a la angustia que entre ellos estaba surgiendo. Los chicos siguieron haciendo un día normal, como si fuera un simple viernes de una simple tarde de septiembre.
 Encendieron la radio, como era común en aquellos tiempos, escuchando música moderna. De pronto se oyó un silencio sepulcral, la radio se había apagado o eso parecía,  empezó a emitirse  un mensaje, era del mismísimo líder del gobierno. Que empezó a decir una y otra vez lo mismo:
-          Hijos míos ha estallado la guerra, muchos moriremos  pero lucharemos con la cabeza alta, sufriremos otros quizás, por el miedo no se atrevan ni a empuñar un arma y otros no podrán disparar a nadie, pero hijos míos no nos queda de otra si queremos que nuestra patria sea libre solo nos queda luchar… (fin del mensaje).
Mientras se estaba terminando el mensaje por quinta vez se oyen como varios vehículos frenan bruscamente en la calle, se oyen gritos de llanto… de dolor y golpes. Militares vestidos de arriba abajo sacaban a todo hombre y niño que pudiera empalmar un arma. Todo aquel que se oponía, lo sacaban a la fuerza. Cuando tocaron en aquella puerta se oyó un grito acompañado de la frase que recorrería con un gran escalofrió, en aquellos cuerpecitos de niños, a punto de vivir una historia que les quedaría demasiado grande.
Aquellos niños no sabían qué hacer,  la frase que destrozaría sus vidas sería la de:
-          ¡Salvemos nuestra patria!... ¡Salvemos nuestra patria!...

Ahora empieza, una aventura para todos esos niños, que, ellos ni si quiera han elegido.
Solo queda ver cómo se va desarrollar esta historia, porque a partir de este momento ya no son niños, ahora son unos simples soldados.

Ajenos a todo

2º parte

En el trascurso del viaje vimos a chicos más pequeños que nosotros, con la mirada perdida en una de las paredes del camión, otros con los ojos llorosos.

Cuando el camión cesó, nos bajamos en un sitio en cual había muchos chicos con gran variedad de edades, estuvimos recorriendo un largo camino hasta llegar  a un hombre que nos esperaba con gran inquietud.

Él era de mediana estatura, de pelo canoso, ancha espalda y cara de no tener muchos amigos.
El soldado que nos llevaba nos dejó atrás y este fue a hablar con dicho hombre, el cual lo dejo lo dejo en evidencia diciéndole:
-¡Que estuvieron haciendo por el camino, llegan 5 minutos tarde que estaban dándose cariño todo los soldados ¿o qué? ¡Largo de aquí me dais asco!

Sin más dilación el soldado se fue a buscarnos, nosotros teníamos pánico a ese hombre, porque si trataba así a sus soldados imaginamos como nos podría tratar a nosotros.
Cuando llegamos al frente de ese hombre que se llamaba, Sargento primero  Jara el cual nos dedicó una charla algo forzada pero con una fuerte intención de hacernos creer lo que semanas más tarde iba a suceder. Una frase que se me quedo tatuada en mi mente fue la de:
-          Moriremos, se ajunto el al grupo y nuestra sangre bañara el sitio por donde más tarde caminaran nuestros compatriotas.
Luego nos dieron un pan duro, que apenas  podíamos morder y un vaso de agua. Más tarde nos instalarían en nuestras respectivas habitaciones donde había más de 20 camas si apenas sitio para moverse.
No teníamos siquiera muda ya que, nos habían sacado a la fuerza si tiempo a nada. Y ahí estábamos todos en una habitación en la cual el oxígeno no abundaba.

Ajenos a todo

3º parte

Llovía como nunca, nos despertaron cerca de las 6:00 am, para empezar nuestro entrenamiento, nos dieron ropa de camuflaje algunos decían que teníamos suerte, porque nos dieron ropa nueva, ya que a muchos que ya no estaban les dieron ropas ya usadas y con manchas de sangre.
Un instructor que le llamaba “la mano”, nos instruyó durante 3 semanas, o eso creía yo porque el tiempo pasaba sin darme  cuenta, lo único que sé es que nos levantaban muy temprano.
Yo me sentía muy privilegiado por lo siguiente en el trascurso de ese tiempo “La mano” nos ha  observado, y tras pasar  dichas semanas reunió al grupo que vino en el camión a mis dos hermanos a mí y al resto de compañeros.
Una  vez reunidos el instructor  empezó  hablar y dijo:
-          He visto vuestras cualidades, y nombrare a un grupo de ustedes que servirá para una causa especial, un grupo de hombres que será la compañía especial y nombro: Santana, Rodríguez, Hernández Lozano, Falcón, Suárez, Pelayo y Romero, los tres.
Mis oídos no daban crédito a lo que escuchaba, mis pies no reaccionaban miré a mis hermanos con asombro entusiasmo y miedo y me puse a la vera de aquel instructor que tenía la mirada firme. A los demás les dijo:
-          Podéis retiraros.
Todos los demás hacía semanas que se habían ido junto con mis compañeros más avanzados.
Pasaron más semanas, meses y vi como poco a poco iba mejorando en todo.
La guerra había empezado y yo aún no era partícipe de ella.
¿Cuál era mi misión? me preguntaba constantemente, ¿Por qué habían creado un escuadrón especial? ¿Por qué recibíamos un entrenamiento tan duro? ¿Por qué yo?